Enanos del Caos

El origen exacto de los Enanos del Caos no se conoce a ciencia cierta. En un pasado remoto, algunos Enanos se desplazaron hacia el Norte, hacia la Tierra del Gran Cráneo o Zorn Uzkul, y a continuación hacia el Sur a lo largo de las Montañas de los Lamentos. Estos exploradores fueron sin duda los ancestros de los Enanos del Caos. La gran influencia del Caos ha provocado desde entonces terribles cambios en sus cuerpos y almas. Los Enanos del Caos son criaturas malvadas y egocéntricas, despreocupadas por las vidas de los demás seres; dirigen todos sus esfuerzos a la construcción continua de su gran ciudad, la Torre de Zharr-Naggrund. Los ejércitos de los Enanos del Caos recorren las Tierras Oscuras y, aún más allá, buscan continuamente esclavos para trabajar en su ciudad y en las minas que bajo tierra la rodean.

Físicamente, los Enanos del Caos se parecen a los demás Enanos, ya que todos los Enanos son resistentes a la influencia de la magia y por ello, el Caos no ha conseguido deformarles tanto como a otras criaturas. A parte de sus grandes colmillos, presentan pocas de las mutaciones que produce el Caos. Algunos desarrollan una apariencia de toro, incluso adquiriendo las pezuñas partidas y, a veces, cuernos. Estas mutaciones se ven raramente entre los Guerreros Enanos del Caos; son los Brujos Enanos del Caos los que son más propensos a mostrar los efectos de la magia.

Florón cornudo

A diferencia de los Enanos, los Enanos del Caos dominan perfectamente la magia. Los Brujos Enanos del Caos gobiernan la Torre de Zharr-Naggrund. Son los señores de su raza, y dirigen el trabajo de los esclavos y las conquistas de los ejércitos. Los Brujos Enanos del Caos también son los grandes sacerdotes del dios de los Enanos del Caos, Hashut, Padre de la Oscuridad, cuyo ardiente templo se encuentra en lo alto de la ciudad montaña. La estatua de hierro de Hashut tiene la forma de un toro gigantesco que brilla al rojo vivo, a causa del calor del horno situado en sus entrañas metálicas. Los Enanos del Caos sacrifican prisioneros a su dios sumergiéndolos en calderos de hierro fundido o dejándolos caer al interior de sus rugientes altos hornos.

La civilización de los Enanos del Caos se ha desarrollado aislada de las influencias y sociedades del Viejo Mundo, y ha adquirido un carácter distintivo por sí sola. Los Enanos del Caos emplean armaduras construidas con placas metálicas unidas por alambres flexibles, que proporcionan una protección robusta pero flexible. Estas armaduras suelen pintarse de rojo. Emplean cascos muy altos que sirven tanto para indicar su clase como para protegerse. Dependiendo de su veteranía, el casco del Enano del Caos tendrá una forma característica o estará decorado de una forma determinada. Los Enanos del Caos más importantes emplean yelmos especialmente grandes y elaborados. Todos los Enanos tienen unas espesas barbas, y los Enanos del Caos rizan las suyas con exóticos estilos. Esto les hace parecer más feroces y además sirve para atraer la atención hacia sus largos y curvados colmillos.

Brujos Enanos del Caos

En el interior del templo
«En el interior del templo» de Dave Gallagher

Los Brujos Enanos del Caos gobiernan la Torre de Zharr-Naggrund como amos y señores de los Enanos del Caos y sumos sacerdotes de Hashut. Su ciencia es profunda y ancestral. Ésta combina el estudio de las máquinas y la magia para producir artefactos arcanos de gran poder destructivo.

Fueron los Brujos Enanos del Caos quienes construyeron la ciudad en épocas pasadas, quienes cincelaron su forma en la obsidiana, levantaron sus oscuras torres y forjaron sus inmensos pórticos. Los Brujos son poco numerosos, probablemente no más de unos pocos centenares entre toda la raza de los Enanos del Caos.

En el Templo de Hashut, los Brujos Enanos del Caos se reúnen en cónclaves malignos para diseñar sus planes de conquista. No hay un líder ni una jerarquía formal entre ellos, pero la voz más fuerte pertenece al más viejo y poderoso, ya que los Enanos del Caos respetan la edad y el conocimiento tanto como los otros Enanos. Cada Brujo Enanos del Caos controla parte de la ciudad, con sus talleres y forjas, esclavos y guerreros, como parte de su dominio personal.

Cuando los Brujos Enanos del Caos emplean la magia, ésta se filtra gradualmente en sus cuerpos, provocando cambios en ellos, que son tan únicos como horribles. Partiendo de sus pies, el Brujo Enanos del Caos empieza lentamente a convertirse en una piedra inmóvil. Primero sus piernas se vuelven grises y sólidas, por lo que es incapaz de moverse, y sus seguidores se ven obligados a trasladarlo arriba y abajo o bien les hace construir un ingenio mecánico para poder moverle. Esta condición se extiende gradualmente hacia arriba a través de todo el cuerpo del Brujo, hasta que éste es totalmente de piedra. Estas estatuas de Brujos Enanos del Caos están alineadas a lo largo de las carreteras, alrededor de la torre de Zharr-Naggrund, formando fila tras fila de grises piedras que vigilan el acceso a la ciudad.

Centauros Enanos del Caos

Centauro Enano del Caos
Centauro Enano del Caos

Los Centauros Enanos del Caos son criaturas que tienen la parte superior del torso de un Enano del Caos y el cuerpo de un feroz toro. Hace muchos siglos, cuando los Enanos del Caos fueron transformados por primera vez por el Caos, algunos de ellos fueron transformados en Centauros Enanos del Caos. Desde entonces, los Centauros Enanos del Caos han guardado la gran estatua de Hashut en el templo de que hay en la parte superior de la Torre de Zharr-Naggrund. Son tan inteligentes y astutos como los Enanos del Caos, y están totalmente entregados a la adoración de Hashut, Padre de la Oscuridad.

Los Brujos Enanos del Caos confían en ellos ciegamente, y suelen encargarles misiones complicadas o peligrosas. Aunque son poco numerosos, son más poderosos que los Enanos del Caos y mucho más veloces en combate. Aunque hay algunos individuos muy poderosos entre ellos, no hay ningún brujo entre sus filas.

Guerreros y trabuqueros

Guerreos Enanos del Caos
Guerreos Enanos del Caos

Los Enanos del Caos luchan generalmente con dos tipos de armas, ambas igualmente destructivas a su manera. La primera es el hacha a dos manos, un arma de mango corto con una hoja de duro metal que puede atravesar armaduras y partir a un adversario en dos; la segunda es el trabuco, un arma de fuego de corto alcance de efectos devastadores. El trabuco emplea una carga de pólvora para disparar fragmentos de hierro afilado contra el enemigo, aunque también puede disparar carbones al rojo vivo, postas, trozos de chatarra, e incluso piedras si es necesario. El arma tiene una construcción muy robusta, por lo que puede ser cargada con mucha más pólvora y proyectiles que una simple arma de fuego. Además, el disparo de los trabucos resulta en un efecto balístico completamente diferente.

Cuando un regimiento de Enanos del Caos armados con trabucos dispara una andanada, toda su zona frontal resulta saturada de afiladísimos fragmentos de metal volantes que se extienden barriendo un amplio frente. Al ser abatida la primera fila de guerreros enemigos, más cantidad de metal cortante penetra en las filas posteriores, causando pérdidas catastróficas a todos los regimientos enemigos lo bastante desafortunados para estar delante. Los Trabucos poseen un alcance muy corto, ya que toda la potencia del disparo se dispersa tras recorrer una distancia muy corta, pero dentro de este alcance, los efectos son mortíferos.

Los Enanos del Caos armados con trabucos son también feroces guerreros en combate cuerpo a cuerpo. Su táctica preferida es disparar una única andanada al enemigo y, tras ello, cargar al combate cuerpo a cuerpo.

Fuente

Rick Priestley y Grant Williams, Ejércitos Warhammer: Enanos del Caos, Barcelona, Games Workshop, 1996, páginas 9-10, 14 y 46.